El diagnóstico de lesiones y enfermedades comienza con un historial médico completo, un examen físico y, por lo general, radiografías. También es posible que se necesiten pruebas adicionales, como una resonancia magnética o una tomografía computarizada. A través del artroscopio se hace un diagnóstico final que puede ser más exacto que a través de la cirugía “abierta” o de los estudios radiográficos.

Aunque el interior de casi todas las articulaciones se puede ver con un artroscopio, seis articulaciones se examinan con mayor frecuencia con este instrumento. Estos incluyen la rodilla, el hombro, el codo, el tobillo, la cadera y la muñeca. A medida que los ingenieros avanzan en la tecnología electrónica y los cirujanos ortopédicos desarrollan nuevas técnicas, es posible que en el futuro se traten otras articulaciones con mayor frecuencia.

Recuperar un rango completo de movimiento, fuerza y flexibilidad después de la cirugía generalmente lleva tiempo. Ahí es donde entran en juego los programas de educación y ejercicio preoperatorio y fisioterapia posoperatoria, para garantizar que esté preparado física y emocionalmente para la cirugía y para maximizar su recuperación después de la cirugía.

Cuando vengas a tu cita, recuerda traer lo siguiente:

• Licencia de conducir o identificación válida
• Información del seguro
• Carta de recomendación (si se requiere)
• Informes, radiografías, resonancias magnéticas, tomografías computarizadas, etc. y cualquier otra información relevante
• Lista de medicamentos (si corresponde)